23 marzo 2009

Iberostar Bávaro,quejas por un rosario de atropellos

Hace unos días, caminando por el este, contacté a cinco amigos que hacía un buen tiempo no veía. Están trabajando en Bávaro, en diversas áreas: construcción, diseño, decoración de interiores/exteriores, inmobiliaria y hotelera.

Habíamos planeado este encuentro con mucha antelación; citas anteriores habían sido postergadas, pues les queda poco tiempo para el esparcimiento, con la pesadísima carga horaria que todos ellos tienen que cumplir. En ocasiones estas exceden las 12 horas.
El lugar escogido para pasar el día, espectacular; un paisaje bucólico digno de una postal: reses pastando en una muy bien cuidada pangola, frondosos y abundantes árboles frutales, a lo lejos unas colinas se dejaban admirar entre "hilachas de neblina" y a pocos metros de la enramada donde nos habíamos sentado a conversar, un riachuelo poco profundo, de aguas cristalinas y muy frías, nos dejaba escuchar su adormecedor murmullo. Es la propiedad familiar de uno de los contertulios, localizada en Higuey.

La conversación discurría amena, cada quien contando las experiencias vividas en los dos últimos años, que era el tiempo que hacía que no nos juntábamos. Carlos y Alexa han tenido una gran suerte; poco a poco han ido consolidando su empresa, ya que lo que más demanda tiene en esa zona del país es el diseño y la construcción de villas, apartamentos y hoteles; no bien terminan un proyecto, están inmersos en otro. Lise está en el área de decoración, aunque no tiene empresa propia, está muy bien remunerada; porque la compañía para la que labora, se hace de la mayoría de los proyectos importantes del lugar. Anna se desempeña como gerente de ventas de una inmobiliaria de renombre, que tiene sucursal en Bávaro. No se queja, percibe buen salario y tiene perspectivas de convertirse en broker a mediano plazo. La historia es otra con Manuel: es el mas joven del grupo, graduado con honores en mercadeo. Trabaja en uno de los hoteles de una cadena hotelera española de renombre internacional, Iberostar Bávaro. Es su relato lo que me ha animado a escribir estas líneas.

Su jornada de trabajo comienza a las 9:00 am cada día, incluidos algunos fines de semana/mes, pero cuándo finaliza, depende del volumen de trabajo que tenga que realizar. Ese es el común denominador en muchas empresas, no pagan horas extras, pero violan frecuentemente las 48 horas/semana estipuladas por ley; así que no me sorprendió tanto que me lo dijera. Lo que sí me indignó, fue el rosario de arbitrariedades, de abusos incalificables que en ese hotel se cometen contra los empleados de mediano e inferior rango:

Los empleados de niveles de mando son todos extranjeros, en su mayoría españoles; aunque muchos de ellos no tienen las calificaciones requeridas para el puesto que se les asigna. Estos por demás tratan con desdén y altanería a los subalternos, Dominicanos en su mayoría.

Si la vivienda familiar de los trabajadores de mediano y bajo rango no está ubicada en las cercanías(Bávaro o Higuey) son alojados en "barracas" que no cumplen con las normas mínimas de seguridad y dignidad. El hacinamiento y por ende insalubridad, son el pan nuestro de cada día; ya que en una habitación pequeña, con escasa ventilación, provista de literas y un solo baño conviven hasta OCHO empleados.

La alimentación es realmente despreciable, no es balanceada. En ocasiones a los trabajadores les sirven alimentos trasnochados; al parecer sobrantes de los buffets de los huéspedes, en comedores cuyos asientos son bancos que carecen de espaldar.

El décimo tercer salario, también llamado "regalía pascual", como todos sabemos, corresponde a un salario COMPLETO extra que; sin excepción, todo empleado público o privado debe y tiene derecho de recibir en el mes de diciembre. Así lo consigna la ley, pero este complejo hotelero lo otorga de acuerdo a sus propias normas: en flagrante violación de los derechos del trabajador, solo le entregan la mitad del salario devengado.

Para finalizar, no por falta de argumentos, sino por respeto a los lectores, creo conveniente no dejar de mencionar que cada año antes de tomar sus vacaciones, todo empleado debe firmar un documento de renuncia "voluntaria", para ser reingresado al término de las mismas; práctica que se ha venido popularizando entre los empresarios, con la finalidad de no acumular prestaciones. Lo cuestionable es que en este caso, al ser readmitidos, los empleados deben hacerse de nuevo la batería de exámenes médicos de rigor, y el hotel los obliga a que estos exámenes sean realizados en un laboratorio que no tiene reconocimiento nacional y que no admite el seguro de los empleados, sino pago en efectivo. Se sospecha que alguien, posiblemente quien suscribió el acuerdo con el laboratorio, está sacando un jugoso porcentaje de ganancia en detrimento de casi tres mil empleados que tiene el complejo.

La pregunta que cabe hacerse es:
¿Donde están las autoridades de la secretaría de trabajo que no son capaces de hacer cumplir las leyes que nos rigen en materia laboral? ¿que tipo de ciudadanos está produciendo este país que son incapaces de hacer valer sus derechos a costa de sangre si fuera necesario?

1 comentario:

  1. Eso es bastante comun, el abuso pero no deberia permitirse...es como dicen con el habito sea normal.

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