02 diciembre 2009

Las comunidades virtuales, un recurso que tenemos la obligación y necesidad de preservar.

Las redes sociales han venido demostrando que son herramientas muy efectivas e infalibles, cuando de difundir información se trata. Esto así, por su capacidad única de servir la misma, a millones de usuarios, gratuitamente, sin censura y en fracciones de segundos; en el momento mismo en que ocurren los hechos. Esto es lo que se ha denominado "Noticia en tiempo real", la niña mimada, la energía vital de estas comunidades virtuales.
En nuestro país, el Facebook se ha convertido en el gran aliado de causas de interés común, como lo fue la recién pasada cruzada contra la instalación de una cementera, en un área declarada como protegida desde los años 70: Los Haitises, sin cuya participación, muy probablemente la reciente victoria del pueblo, en favor de la preservación de esta zona, no se hubiera logrado, o hubiera ocurrido por una vía más tortuosa y prolongada. Las estrategias, las arengas, las actividades e informaciones relativas a esta causa, pudieron ser llevadas a cabo en gran medida, gracias a la existencia de la única vía que permaneció incólume ante la vergonzosa censura a la que se ciñeron los más importantes medios de comunicación del país, con escasas excepciones.
Otros movimientos de interés social están articulándose a través de esta comunidad virtual en nuestro país, en estos momentos, y van ganando adeptos vertiginosamente. Cada vez más, los conglomerados sociales van tomando conciencia de la importancia del uso de este recurso, en la defensa de sus intereses, y se han ido empoderando del mismo.
Todo este preámbulo viene a colación, porque entiendo que así como estas redes sirven y son utilizadas profusamente con el objetivo de demandar soluciones, denunciar hechos, hacer críticas y articular protestas que no encuentran respuesta por las vías tradicionales; éstas también deben ser empleadas para encomiar, agradecer y reconocer situaciones del diario acontecer. Vale decir, darle un uso racional e imparcial a los medios de comunicación masiva, que son estas comunidades virtuales, en aras de preservar su esencia misma, que es lo que las ha hecho poderosas y evitar así que adolezcan de las mismas lacras que han hecho caer en el descrédito y la fragilidad, a los medios de comunicación tradicionales.

Estos medios son un valioso activo de las generaciones presentes. Es un privilegio y fortuna contar con ellos, en un momento en que el poder económico dominante y la clase política nacional, en su ambición desmedida, se convierten en aliados para inconfesables urdimbres. Nunca antes como hoy, estos poderosos halcones habían cerrados filas tan monolítica y descaradamente, con la intención de desconocer las necesidades e intereses del pueblo, de cuyo patrimonio pretenden enajenarlo, para hacer su festín privado.