26 febrero 2010

Sobre Angelita y sus memorias

Angelita es la hija del dictador, y como tal habló. No es una voz autorizada, porque por fuerza de la naturaleza, sus opiniones son totalmente subjetivas, sesgadas por el amor que sentía por éste. Para los padres, los hijos son santos, aunque estén comprobadamente sindicados como criminales de la peor calaña. Lo propio pasa a los/as hijos/as con respecto a sus progenitores.

Pienso que esta señora, por la juventud con que contaba en aquella época y el desconocimiento de las intríngulis del poder político de entonces, no debió embarcarse en una empresa que la retrata, no ya como una ignorante de los manejos del régimen de su padre, sino como alguien que no conforme, pretende tergiversar las informaciones que le habrán llegado por trasmano, a través del tiempo.
Lo que conozco del régimen, a través de los libros, pues no había nacido cuando ya el dictador había sido asesinado; no me autoriza a hablar con propiedad sobre los hechos de entonces; aunque por lo que he vivido, pienso que entre aquella realidad y ésta hay pocas diferencias. La corrupción gubernamental(en todos los estamentos) y privada, siguen ocurriendo a niveles infartantes, los flagelos del tráfico de estupefacientes y lavado de activos(que otrora no existían) son escalofriantes, los representantes de derechos humanos, sin moral para expresarse, porque han sido capaces de defender por "buena conducta" a traficantes de drogas, de la peor especie y son reincidentes en la defensa de los vándalos, facinerosos; jamás de la población honesta y trabajadora víctima de éstos.....
Todos los otros flagelos(prevaricación, nepotismo, robo del patrimonio público, abuso de poder etc) ciertamente siguen estando vigentes; sólo que ahora no es una única persona o familia la que los perpetra, sino un extenso tejido social, carcomido, putrefacto hasta la náusea.
Vale decir que el tema de la dictadura de trujillo se ha tratado con mucho maniqueísmo y ha sido indudablemente utilizado a conveniencia en nuestro país. Muchos que fueron adláteres, ultra favorecidos por el régimen en su momento, hoy se ufanan de ser antitrujillistas a ultranza.
La satanización del tema ha sido de tal magnitud, el fanatismo antitrujillista ha llegado a tal nivel, que muchos sienten temor de expresar cualquier opinión o actitud que pueda parecer de connivencia con la dictadura. Hace unos años, alguien que intentó montar una exposición con fotografías, objetos pertenecientes a la familia trujillo etc; fue execrado, sometido al escarnio de la opinión pública; lo cual se constituyó en una actitud extremista, supremamente intolerante y ridícula, en una sociedad que se precia de ser "democrática"."La Era De Trujillo" es parte de nuestra historia socio-política reciente, nos guste o no y debe ser conocida sin cortapisa y sin manipulación por todos/as los/as Dominicanos/as.
Ciertamente la historia registra que la misma fue brutalmente sanguinaria, abusiva, indignante.... .
Una dictadura que se fundamentó sobre la base del terror, del desenfreno, del dolo, de la saña, el despotismo, los asesinatos injustificados; hizo que el peso contundente de esta gran barbarie, palideciera, sepultara cualquier cosa buena que pudiera haberse hecho entonces: Se habla de la educación esmerada en las escuelas, la enseñanza de los valores patrios, la falta de deuda externa, de la existencia del respecto entre los ciudadanos, a la propiedad ajena.............
"No hay nada tan malo que no tenga algo bueno, ni nada tan bueno que no tenga algo malo"
"El poder absoluto, corrompe absolutamente"

24 enero 2010

Consideraciones sobre la situación Domínico-Haitiana. Segunda parte.

En la primera parte de esta nota, me circunscribí a mencionar única y exclusivamente, las implicaciones desde el aspecto económico de la temática, por ser, a mi entender, el más tangible y comprensible de todos; aunque no necesariamente el más álgido. Sin embargo, es menester entender que el problema es mucho más complejo, que consta de múltiples aristas, y por tal razón, ameritaría un análisis a mayor profundidad, así como una exposición pormenorizada.
Miguel, con referencia a lo que mencionas en tu última intervención, es absolutamente cierto. La actitud que adoptan algunas personas o grupos, en aras de defender sus posiciones, atrincherándose detrás de descalificaciones e insultos, contra sus interlocutores, tiene su origen en la falsa percepción de los mismos, de estar por encima del bien y del mal, y de ser poseedores de una verdad absoluta, que no admite ningún tipo de duda o cuestionamiento. Cuando con hablar de forma tan descompuesta y altisonante, sólo a ellos desmerita.
Los calificativos peyorativos a los que recurren, tienen además el objetivo de amedrentar, disuadir y silenciar a aquellos que, en el pleno ejercicio de sus derechos de libre expresión y difusión del pensamiento, osan enfrentarlos y rebatir sus argumentos. La realidad es que las opiniones y posiciones que asumen muchos, aunque es de justicia decir que no todos los que defienden a ultranza la causa Haitiana; están sesgadas por intereses y/o experiencias personales, algunas por los compromisos de éstos con las causas que consideran justas, humanitarias y en las más de las veces, por las agendas que les imponen las poderosas ONG's para las que trabajan.
Debo resaltar que algunas de estas personas, han asumido posiciones muy dignas en defensa de las minorías, de los menos favorecidos y de este país, en la historia reciente de nuestra nación, pero hasta los puntos más luminosos pueden tornarse opacos en determinados momentos.

Aprendamos a calificar adecuadamente las cosas:

* Patriotero es quien le hace un flaco servicio al país que le vio nacer, jamás quien esté en disposición de luchar contra las urdimbres macabras de grupúsculos internos y de las intenciones impublicables e inaceptables de las potencias extranjeras y del mismo Haití, que han vislumbrado en nuestras debilidades e indefensión como nación, una oportunidad de oro para deshacerce de un problema que es de su entera responsabilidad.
* Xenófobo no es aquel que rechaza el yugo, la usurpación del patrimonio o los vejámenes de toda índole, de manufactura extranjera; ya sean estos hechos perpetrados por ciudadanos Canadienses, Norteamericanos, Mexicanos, Haitianos, Españoles, Italianos o Franceses (para mencionar los que más han caído en esas prácticas, en nuestro país), sino quien rechaza a un extranjero por el simple hecho de serlo.
* Racista es quien cree en la superioridad de una raza sobre la otra y actúa en consecuencia; no quien rechaza una invasión pacífica, y supernumeraria, que atenta contra la estabilidad política, económica y social de su país.

Tuvo razón Magaly Pineda al mencionar la máxima de Mao. A mi entender, dos cosas muy positivas se han desprendido de esta catástrofe:

1- El consenso al que han llegado las grandes potencias del mundo, sobre la ayuda sostenida que necesita Haití, más allá de las colaboraciones coyunturales del momento y de la emocionalidad que afloran en las grandes catástrofes. Esperemos que éstas sean manifestaciones genuinas, que den sus frutos en el tiempo.
2- este hecho tan doloroso y lamentable, ha dejado al descubierto la grandeza, la nobleza, la bondad y solidaridad de este pueblo, que motu proprio, y desinteresadamente, se ha desnudado para dar, no lo que le sobra, que aquí todo escasea, sino de lo poco que
tiene, para mitigar en algo la tragedia de los vecinos, que también es la nuestra; sepultando así la calumnia y la difamación, con que mercenarios de tierras extranjeras pretendieron macular la imagen de nuestra media isla.
LA MENTIRA TIENE PIERNAS MUY CORTAS.............





22 enero 2010

Respuesta a Magaly Pineda, a propósito de nuestro reciente intercambio de puntos de vista, sobre la situación Domínico-Haitiana.

Mao(Tse Tung) tenía mucha razón, en esa y otras aseveraciones.
Juzgan erradamente, quienes creen que las personas que piensan del modo en que lo hago yo, en lo referente al tema Domínico-Haitiano, lo hacen amparadas en un sentimiento de odio, racismo y/o xenofobia, hacia los ciudadanos vecinos. Aunque entiendo que hay de todo en la viña del señor, y no dudo que habrán personas que alberguen sentimientos mezquinos contra dichos habitantes.
Tengo casi certeza, de que no hay un sólo Dominicano, que no tenga algún tipo de relación, con al menos un ciudadano del vecino país; yo no soy la excepción que confirma la regla. En mis años universitarios tuve la oportunidad de compartir con muchos haitianos, tanto residentes permanentes de Haití como pertenecientes a la diáspora; y pude cultivar sólidos y profundos lazos de amistad con algunos de ellos, tanto, que las relaciones se conservan hasta nuestros días, a más de 20 años de distancia de su surgimiento. No obstante, no puedo tamizar a través de los sentimientos, ninguna de las realidades (de cualquier índole) que acontezcan en mi entorno, sea que éstas me afecten de modo particular, o como parte del colectivo de nuestro país, o del continente, o del mundo; pues estaría haciendo un ejercicio de subjetividad que en modo alguno sería beneficioso; más bien invalidaría cualquier conclusión a la que pudiera arribar bajo esos términos.
La realidad que yo percibo, es diametralmente opuesta, en varios aspectos, a la que advierto que tienes, en lo atinente a la problemática Domínico-Haitiana. Comencemos por decir que los siameses son gemelos idénticos, formados por la división (incompleta) de un cigoto; es decir, ambos comparten al 100% el material genético. Es una especie de clonación natural, sin intervención humana. Esto hace que tu símil sea impreciso. No creo que existan dos pueblos TAN distintos como el Dominicano y el Haitiano, compartiendo tan exiguo pedazo de tierra. Existe una abrumadora diferencia en los aspectos culturales, idiomáticos y socio económicos entre ambos países.
Mi reticencia ante esta problemática, se cimienta en la preocupación/recelo que se genera, casi sin excepción, entre ciudadanos de países que comparten frontera, cuando, como en el caso que nos ocupa, hay diferencias económicas tan grandes, que indefectiblemente se produce un éxodo masivo de habitantes, desde las zonas más depauperadas, a las menos empobrecidas, en un efecto de "ósmosis inversa". Esa es la historia que se repite entre venezolanos y colombianos, estadounidenses y mexicanos, costarricenses y nicaraguenses, albaneses e italianos, españoles y sub saharianos etc etc etc.


Seamos objetivos, nuestro país no tiene condiciones económicas para soportar la incuantificable carga que implica recibir decenas de miles de inmigrantes indocumentados, carenciados en todos los aspectos; pues no hay recursos en nuestro magro presupuesto, ni siquiera para solventar nuestras necesidades más perentorias. No comprendo la dificultad que supone entender algo tan simple, como el hecho de que no podemos desamparar a los ciudadanos de este país, únicos dueños del erario público que generan con sus impuestos; para cobijar a extranjeros indocumentados, sea cual fuere su nacionalidad. Qué de justicia/patriotismo hay en desvestir nuestros santos, para vestir los ajenos? Primero pensemos en solucionar nuestros problemas, luego socorramos a los demás.

El problema económico de Haití, tiene su origen en décadas de saqueos, intervenciones extranjeras, administraciones ineficientes y corruptas........Realmente es conveniente que su situación mejore sustancialmente, para que ese bienestar también repercuta positivamente aquí; pero es a las naciones ricas, que tienen una deuda histórica secular con el vecino país, a las que les corresponde colaborar para llevar a buen término esas transformaciones. La cooperación de nuestra nación, enmarcada dentro de la política de "buen vecino" debe limitarse a actuar como facilitadora de esos cambios.